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CONFERENCIA TRAUMA : El cuerpo recuerda lo que la mente quiere olvidar.

El pasado domingo 27 de julio de 2025 tuve el honor de ofrecer en Barcelona una charla que, más que un evento, fue un encuentro transformador: “Trauma: el cuerpo recuerda lo que la mente prefiere olvidar”.

Fue un espacio íntimo, cargado de apertura y honestidad, donde abordamos uno de los temas más profundos y, al mismo tiempo, más silenciados de nuestra vida emocional: el impacto del trauma en el cuerpo y el sistema nervioso.

Y aunque la teoría es importante, esta conferencia no fue solo un ejercicio intelectual. Fue una experiencia vivencial, un momento para escuchar al cuerpo, reconocer su memoria y comprender cómo las heridas del pasado se expresan hoy en forma de síntomas, bloqueos o patrones repetitivos.

CONFERENCIA TRAUMA

¿Por qué hablar de trauma es tan necesario hoy?

Vivimos en una sociedad que glorifica la rapidez, el éxito inmediato y la productividad constante. Sin embargo, detrás de muchas sonrisas, hay cuerpos tensos, dolores crónicos, ansiedad, insomnio y una sensación persistente de “algo no está bien”.

Ese “algo” muchas veces tiene un nombre: trauma.

Pero, ¿qué es el trauma realmente? Gabor Maté lo resume de manera magistral:

“El trauma no es lo que nos pasa, sino lo que sucede dentro de nosotros como resultado de lo que nos pasa”.

El trauma no es solo un hecho doloroso; es la huella que deja en nuestro sistema nervioso, en nuestra biología y en la manera en que nos relacionamos con el mundo.

Trauma no es estrés

Muchas veces usamos la palabra trauma para todo, pero no todo estrés es trauma.

  • Estrés: Es una respuesta natural del cuerpo ante presiones o demandas. Nos ayuda a adaptarnos, reaccionar, sobrevivir.

  • Trauma: Ocurre cuando vivimos una experiencia abrumadora que supera significativamente nuestra capacidad de afrontamiento. Esa experiencia deja una marca profunda que, si no se procesa, se queda congelada en nuestra memoria corporal.

Tipos de trauma

Podemos diferenciar entre:

  • Trauma con “T” mayúscula: Eventos intensos y abruptos que desbordan nuestro sistema.

    • Abuso físico, sexual o emocional

    • Accidentes graves

    • Violencia doméstica

    • Catástrofes naturales o guerras

    • Muerte súbita de un ser querido

    • Cirugías invasivas o partos traumáticos

    • Negligencia extrema en la infancia

  • Trauma con “t” minúscula: Experiencias aparentemente “pequeñas”, pero repetitivas, que nos hicieron sentir inseguros, no vistos o no amados.

    • Críticas constantes

    • Falta de afecto en la infancia

    • Ambientes familiares tensos

    • Sentimientos prolongados de soledad

Ambos dejan huella. Ambos moldean nuestra manera de vivir, de amar, de reaccionar.

El cuerpo guarda la memoria

Uno de los puntos centrales de la conferencia fue comprender que el trauma no se almacena en palabras, sino en sensaciones y reacciones corporales. Aunque nuestra mente intente olvidar, el cuerpo recuerda.

Por eso:

  • Hay quienes tiemblan ante ciertos sonidos sin saber por qué.

  • Otros sufren dolores crónicos sin una causa médica aparente.

  • O repiten relaciones tóxicas que reactivan viejas heridas.

El cuerpo, el sistema nervioso y la psique son inseparables. Cuando algo nos sobrepasa, el cerebro entra en modo supervivencia y activa respuestas como lucha, huida o congelación. Si no logramos completar esas respuestas, la energía queda atrapada.

Esto se traduce en síntomas como:

  • Ansiedad, ataques de pánico

  • Migrañas

  • Dolor de cuello, mandíbula o espalda

  • Problemas digestivos

  • Insomnio

  • Sensación constante de amenaza

¿Cómo sanar un trauma?

Aquí viene lo más importante: el trauma no se resuelve con fuerza de voluntad ni solo con pensar positivo. Tampoco se trata de “olvidar” o “pasar página”.

La clave está en volver al cuerpo, en reconocer la experiencia atrapada y liberarla con seguridad y acompañamiento adecuado.

Durante la charla, exploramos herramientas y enfoques como:

  • Trabajo con el sistema nervioso (regulación vagal, respiración consciente, movimientos que liberan tensión).

  • Prácticas somáticas que permiten descargar la energía bloqueada sin revivir el trauma.

  • Comprensión neurobiológica: saber cómo funciona nuestro cerebro y por qué reaccionamos como lo hacemos.

  • Lenguaje corporal y emociones: aprender a escuchar los mensajes del síntoma en lugar de luchar contra él.

Lo que vivimos en Barcelona

Lo que ocurrió el pasado 27 de julio fue poderoso. Historias compartidas, lágrimas liberadas, descubrimientos profundos. Cada persona se llevó algo: un insight, una sensación de alivio, la certeza de que no está sola.

Personalmente, me quedo con la frase que alguien dijo al final:

“Ahora entiendo que mi cuerpo no está roto… solo intenta protegerme”.

Eso resume todo: el trauma no nos define, pero necesita ser atendido con amor y conocimiento.

¿Por qué esto es importante para ti?

Porque, aunque no lo sepas, todos cargamos con alguna herida. No se trata de buscar el drama, sino de reconocer que nuestra salud física, mental y emocional está conectada con nuestras experiencias pasadas.

Cuando no sanamos el trauma:

  • Repetimos patrones en relaciones.

  • Desarrollamos síntomas físicos.

  • Nos desconectamos de nuestra esencia.

Sanar el trauma es recuperar la vida, volver a sentir seguridad, confianza y calma en el cuerpo.

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El trauma no es un castigo ni una condena. Es una respuesta de supervivencia que se quedó congelada en el tiempo. Hoy sabemos que puede liberarse, que el cuerpo puede recuperar la calma y la mente la claridad.

Sigamos creando espacios donde el cuerpo, la mente y la historia puedan dialogar… y sanar.

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