El problema que te impide sentirte suficiente
Te esfuerzas. Haces todo lo posible para encajar, para que te vean, para que te reconozcan. Y a pesar de todo, sientes que no es suficiente. Te repites una y otra vez:
- «No soy lo suficientemente buena para…»
- «Siempre me equivoco.»
- «Los demás pueden, pero yo no.»
- «Si digo lo que pienso, me rechazarán.»
- «Tengo que demostrar que valgo para que me acepten.»
Cada día te enfrentas a la misma lucha interna. Buscas la validación externa porque en el fondo, no te sientes suficiente tal y como eres. Crees que tienes que hacer más, ser mejor, evitar errores a toda costa. Pero, ¿alguna vez te has preguntado de dónde vienen estos pensamientos?
No eres tú quien piensa esto, es un programa inconsciente
Desde niño/a aprendiste que tu valor dependía de lo que los demás pensaran de ti. Tal vez creciste en un entorno donde el amor estaba condicionado: «Si te portas bien, te quiero.» «Si sacas buenas notas, te felicito.» «Si no lloras, eres fuerte.» Y así, sin darte cuenta, internalizaste la creencia de que tu valor está ligado a tu desempeño, a lo que haces y no a lo que eres.
Pero, ¿y si te dijera que todo esto es una mentira?
La verdad que nadie te ha dicho
No tienes que demostrar nada para ser valioso/a. No tienes que ser perfecto/a para merecer amor, éxito y felicidad. La autoestima no es una cuestión de cuántos logros acumulas o cuánta aprobación recibes, sino de cómo te percibes a ti mismo/a en lo más profundo.
¿Qué es tener baja autoestima y sentirse insuficiente?
Tener baja autoestima significa que no confías en tu propio valor. Te cuesta mostrarte tal y como eres porque temes ser rechazado/a. A veces, sientes que cualquier crítica es un ataque personal y te abruma pensar en lo que los demás puedan opinar de ti.
Algunas señales de una autoestima baja incluyen:
- Dificultad para decir lo que piensas o sientes.
- Necesidad constante de aprobación ajena.
- Miedo a poner límites por temor a la reacción de los demás.
- Crítica interna constante.
- Dificultad para recibir halagos o reconocer logros.
- Miedo al rechazo o al abandono.
- Tendencia a conformarte con menos de lo que mereces.
- Bloqueo o miedo a tomar decisiones por temor a equivocarte.
¿Cómo se forma la autoestima?
Nuestra autoestima se forma en la infancia, a través de nuestras experiencias y el reflejo que nos devuelven los demás. Si crecimos en un entorno donde fuimos valorados y respetados, es más probable que desarrollemos una autoestima saludable. Pero si fuimos criticados constantemente, comparados o invalidados, es posible que nuestra autoestima se haya visto afectada.
Desde la terapia, entendemos que la autoestima no es solo un concepto abstracto, sino una estructura interna que se ha ido moldeando con el tiempo. Y, lo más importante, podemos transformarla.
La relación entre la autoestima y la psicosomática
Tu mente y tu cuerpo están conectados. Cuando sientes que no eres suficiente, tu cuerpo también lo refleja. Estrés, ansiedad, dolores de cabeza, problemas digestivos, fatiga crónica… Todo esto puede ser la manifestación física de un conflicto emocional no resuelto.
Si desde pequeño/a aprendiste que tenías que «hacer» para ser amado/a, tu cuerpo ha llevado esta carga toda tu vida. Tal vez tengas tensión en el cuello y los hombros por la presión que te pones. Quizás sientas opresión en el pecho cada vez que tienes que enfrentarte a una decisión. O tu estómago se resienta cuando te sientes juzgado/a.
El cuerpo es el reflejo de lo que llevamos dentro. Y cuando nuestra autoestima es baja, el cuerpo lo expresa de distintas formas.
Reprograma tu mente y fortalecer tu autoestima
Si has llegado hasta aquí, es porque en el fondo quieres salir de este ciclo de autodesvalorización. No basta con leerlo, necesitas hacer algo distinto. Aquí tienes ejercicios prácticos que te ayudarán a empezar a reprogramar tu mente y transformar tu autoestima.
1. Haz consciente tu diálogo interno
Durante un día, escribe cada pensamiento negativo sobre ti misma que surja en tu mente. No los juzgues, solo obsérvalos. Al final del día, léelos en voz alta y pregúntate: ¿Le hablaría así a alguien a quien amo?
2. Rompe con la idea de que los errores te definen
Piensa en una situación en la que te hayas equivocado. Escribe tres cosas que aprendiste de ese error. La próxima vez que te critiques por fallar, recuérdalo: equivocarte no significa que seas un fracaso, significa que estás aprendiendo.
3. Cambia el «Tengo que ser perfecta» por «Soy suficiente»
Cada mañana, frente al espejo, repítete en voz alta: «Soy suficiente tal y como soy». Al principio, puede que no lo creas. Pero con la repetición, empezarás a interiorizarlo.
4. Aprende a poner límites
Haz una lista de situaciones en las que te cuesta decir «no». Luego, ensaya respuestas que puedas usar cuando te enfrentes a ellas. Recuerda: poner límites no es ser egoísta, es respetarte a ti mismo/a.
5. Agradece tus logros
Cada noche, antes de dormir, escribe tres cosas que hiciste bien durante el día. No importa cuán pequeñas sean. Acostúmbrare a reconocer tus avances.
6. Identifica de dónde viene tu creencia de insuficiencia
Reflexiona sobre las frases que escuchaste en tu infancia sobre ti mismo/a. ¿Te comparaban con otros? ¿Te hacían sentir que no eras suficiente? A veces, el simple hecho de reconocer el origen de estas creencias nos ayuda a empezar a soltarlas.
7. Rodéate de personas que te nutran
Las relaciones que tenemos influyen en nuestra autoestima. Si te rodeas de personas que te critican constantemente, es más difícil construir una imagen positiva de ti mismo/a. Busca entornos donde te sientas apoyado/a y valorado/a.
Un proceso que requiere tiempo
No es fácil cambiar de la noche a la mañana. Es un proceso que requiere tiempo y práctica. Ten paciencia contigo mismo/a, no te metas prisa. Poco a poco, irás consolidando estos cambios.
Si sientes que ha llegado el momento de transformar tu autoestima y empezar a verte con otros ojos, estaré encantada de acompañarte en este proceso.
Juntos/as exploraremos las raíces de tu autopercepción, identificaremos y desmontaremos esas creencias que te limitan, y aprenderás herramientas para gestionar tus emociones, poner límites sin culpa y expresar lo que sientes con confianza.
Descubrirás que no necesitas la aprobación de los demás para sentirte valioso/a, que puedes tomar tus propias decisiones sin miedo y que, en realidad, siempre has sido suficiente. Solo necesitas aprender a verlo.
Si quieres dar ese paso hacia una relación más sana contigo mismo/a, puedes ponerte en contacto conmigo y empezaremos juntas/os este camino.